Fue una exposición de autos como pocas en el mundo. La parte numérica es importante, porque 200 Porsche dispuestos en la localidad chilena de Curacaví no es poco. Sin embargo, lo realmente impactante fue la calidad de los autos reunidos. Llegó todo tipo de 911, de todas las épocas. Hubo ediciones especiales, de las mejores y más exquisitas. Incluso contó con representación de los superautos de la marca y, cómo no, de su futuro eléctrico también.
La muestra se organizó básicamente en tres zonas. Al entrar se podía acceder a la zona más “discreta”, donde había ejemplares de 911, Boxster, Cayman, Cayenne y Macan en distintas variantes, entre las que destacaban las GTS y un par de Spyder (718). Caminar por ahí fue como hacer un recuento de qué es lo que ha hecho Porsche en la última década.

Pese a todas las diferencias que existen entre el clásico deportivo de motor trasero y un SUV de casi tres toneladas, la marca intenta imprimir su estampa en todas sus carrocerías. Ejemplo de ello es el radical Cayenne Turbo GT que descansaba en ese jardín, la variante que el mismísimo departamento GT puso a punto.
Frente a esta ala de la exposición había una casona, que en su frontis tenía una colección increíble. Fue tanto, que la dejé para el final. Seguí de largo hacia la tercera zona y en el camino me topé con dos Porsche ancestrales. Ahí estaban, un Porsche 356 y un Porsche Diesel Standard. Uno fue el primer auto deportivo de producción en serie del fabricante alemán, pero el otro es… un tractor.
¿Por qué un tractor? ¿Porsche?

La historia de Porsche es extensa, justamente de 75 años. Sin entrar en detalles, para evitar hacer de esta nota un reportaje documental, los tractores son la precuela a los deportivos en la cronología de esta firma. De hecho, el de la foto, también conocido como 218, corresponde a la tercera iteración de los modelos Standard de dos cilindros. De estos se habrían fabricado más de 12 mil unidades entre 1957 y 1963. Es decir, cuando el 356 empezó a escribir sus crónicas, Porsche seguía fabricando tractores. Curioso, ¿no?
Tomé la foto y seguí caminando hasta llegar a una explanada de pasto muy grande. Lo suficientemente grande como para albergar más de la mitad de la exhibición. Aquí estaban algunos de los modelos modernos más sabrosos de la marca, como los 911 Turbo, los 911 GT3, los Cayman GT4 y las variantes RS de estos mismos. ¡Incluso había un Gemballa GT Biturbo! Vaya rareza.


Eran muchos y cada uno con algún detalle que lo hacía particular. Finalmente, esa es una de las cosas especiales de Porsche: hay muchos 911, pero los puedes configurar y adecuar a tu propia identidad. Es cosa de entrar al configurador de la página de Porsche y echar a andar la imaginación. Desde que se creó esa herramienta en la web, he pasado muchas horas soñando. Y sé que no he sido el único.
Luego de varios cientos de pasos, decenas de fotos y algunas grabaciones para las historias del Instagram de Car Motor, un sonido estridente atravesó mis oídos. Mis pupilas se dilataron y la ansiedad se empezó a comer las mariposas que revoloteaban en mi estómago. Yo conocía ese sonido de V10. Cómo no identificar el canto de un Carrera GT.
Podría seguir describiendo lo que escuché, pero mejor dejo con ustedes un fragmento de lo que pude capturar.
Esa era la tercera zona del cumpleaños y su nivel fue tan alto que las palabras que pueda agregar a este crónica, sinceramente, sobran. Sólo escribiré: 911 GT3 RS (992, 991.2, 991.1, 997.2, 997.1 y 996), 911 GT2 (996, 997 y 993), 911 Flachtbau, 911 GT3 RS 4.0, 911 Dakar, 911 Sport Classic (992), 911 Carrera RS 2.7, Cayman GT4 Clubsport y 918 Spyder Weissach Package.

Lo confieso. Si tuviera que escoger uno, sin duda sería ese Carrera GT. Pero tú ¿con cuál te quedas? ¡Te leo en los comentarios!